Nunca deja de extrañarme el entusiasmo de los medios a la hora de generar titulares al filo de la verdad que, lógicamente, buscan el impacto y la lectura, pero que pueden alterar el valor de una compañía, la percepción sobre la misma e incluso eso que llaman su devenir (otro tanto podemos decir de las personas); esos caracteres tipográficos de gran tamaño que no mienten, pero tampoco se ajustan exactamente a los hechos, se suelen escribir aferrándose a la respuesta dada por alguien a una pregunta construida de forma que, diga lo que diga el cuestionado, dará pie al titular programado.
Y algo así está pasando, una vez más, con Vodafone España; una empresa que en nuestro país, a pesar de su declive, ha declarado 3.907 millones de euros de facturación, mantiene 4.000 empleos directos y hasta 20.000 indirectos; fue hasta la crisis de los derechos del fútbol el segundo operador por volumen de negocio y por número de clientes; conserva una cuota de mercado del 21,78% por delante del 20,92% de MásMóvil -aún a la espera de la aprobación europea de su fusión con Orange-; su apuesta por el cuádruple play (fijo, móvil, Internet y Televisión) ha permitido el acceso de millones de ciudadanos a servicios de calidad; su red durante años ha sido considerada la mejor del grupo de operadores que compiten en España; gozó del saber hacer de un nutrido grupo de altísimos ejecutivos españoles, algunos de los cuales como los máximos responsables de la red siguen luchando por la calidad de la misma tanto dentro como más allá de nuestras fronteras; mantienen un altísimo nivel de inversión en infraestructuras y espectro y, si echamos la vista unos años atrás, debemos recordar que fue uno de los máximos contribuyentes al mantenimiento de RTVE (para mayor gloria de las televisiones privadas); que su Fundación tenía una obra social inigualable o que fue el pilar de la apertura del mercado de las comunicaciones en España. Como diría un andaluz de raza: ‘ahí es na’.
Y sí, todos sabemos que una sucesión de errores ejecutivos y estratégicos sumados a un mercado muy competitivo y estresado ha llevado a Vodafone -esa que fue la primera en comercializar 5G no hace tanto- a vivir una situación que no se caracteriza por la transmisión de buenas noticias. Máxime, cuando las que surgen de la competencia (resultados de Telefónica, fusión Orange-MásMóvil, apertura de ambas a nuevos mercados, etc.) son en gran parte positivas.
Cuál es la situación real
Pero vamos a centrarnos: en los últimos meses, el peor presidente -a juzgar por sus resultados- que ha tenido el Grupo Vodafone, Nick Reed, abandonó la empresa y hasta hace sólo unas semanas su relevo, Marguerita Della Valle, no fue confirmada como CEO. Simultáneamente, en España, un afable consejero delegado que venía de Turquía -sí, Turquía- con las credenciales de tener experiencia en Fusiones y Adquisiciones, amante de nuestras playas, nuestra gastronomía y nuestros caldos, tuvo que encajar lo que, si no fuera un término poco empresarial, llamaríamos ‘tomadura de pelo’ de la supuesta fusión con MásMóvil quien, como pudimos constatar, tenía otra pareja de baile. Colman Deegan, el inglés llegado del Mármara, renunció a su cargo en enero, aunque se quedó al frente hasta el final del año fiscal.
Con el barco casi a la deriva, y sin capitán fijo ni en el puente ni a los remos, llegó el 1 de abril, fecha en que el portugués Mario Vaz, al que preceden magníficas credenciales, tomó posesión en Vodafone España y el 27 de abril lo hizo definitivamente la financiera Marguerita Della Valle en Grupo. Han pasado días tanto de un nombramiento como del otro.
La pregunta de Reuters
Así las cosas, un periodista de Reuters, Paul Sandle, durante la rueda de prensa tras la presentación de cuentas hizo a la alta ejecutiva la siguiente pregunta: «¿Puede darme más detalles sobre la revisión estratégica en España? ¿Cree que conducirá a una venta del negocio o qué otras opciones hay más allá de la venta?»
«Estaremos más centrados que nunca en generar valor orgánicamente con un fuerte enfoque en la generación de flujos de caja apropiados a las circunstancias»
A lo que Marguerita Della Valle contestó literalmente: «permítame que le describa el panorama: España es obviamente un mercado muy difícil y hoy en día nosotros, Vodafone, somos realmente un competidor a pequeña escala en el mercado. Esto significa que, en primer lugar, tenemos que gestionar nuestro negocio de forma diferente, y en enero usted me vió cambiar la posición de España dentro de nuestra organización. Ahora tiene un nuevo Consejero Delegado y estaremos más centrados que nunca en generar valor orgánicamente con un fuerte enfoque en la generación de flujos de caja apropiados a las circunstancias y, como ha mencionado, por supuesto también estaremos abiertos al cambio estructural. Así pues, hay que ver también la diferencia en la forma en que lo gestionemos orgánicamente, así como las opciones estructurales por ambas partes.
Paul Sandle insistió. «¿Están en este momento en conversaciones con alguien en España sobre una posible venta, por favor?»
A lo que respondió – «No esperará que comentemos nada específico sobre ningún mercado en particular…».
En la jerga económica, ese «por supuesto también estaremos abiertos al cambio estructural», podría interpretarse como que están abiertos a un acuerdo de fusión o venta; pero también que van a realizar cambios profundos en el modelo de negocio, o cambios sustanciales en la gestión a largo plazo. Por tanto, en ningún momento ha dicho Della Valle que la filial española de Vodafone estuviera en venta y mucho menos en saldo como quieren hacer ver las filtraciones de los fondos de inversión que persiguen réditos e intentan bajar el precio de la empresa. En esta vida, todo tiene un precio y alguien que tenga intención de pagarlo. En los mercados europeos, además, juegan también los reguladores. Por tanto, hablaríamos de una potencial operación a años vista.
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La verdad
Mientras, Mario Vaz espera tener, por lo menos, un tiempo prudencial para demostrar su capacidad de gestión. Si lo han nombrado será para dejarlo trabajar, no para protagonizar otras posibles aventuras, y se espera que lo haga con una hoja de ruta y una misión clara: satisfacer al cliente, apostar por la calidad y por el mercado empresarial. Esto sí lo tenemos claro y sí lo han declarado.
